
Devuelto al ruedo luego de algunos años de convivencia monogámica, y con la curiosidad intacta (que es lo único que conservo intacto a esta altura de mi vida); he estado realizando durante los últimos meses un estricto, pero no por ello menos emotivo estudio de campo sobre los placeres y peligros que enfrenta un ejemplar masculino “single” a la hora de intentar concretar algo con una mujer.
Luego de este primer párrafo, y viendo que se frotan las manos esperando detalles morbosos de mi intimidad que les permita burlarse impúnemente en mi cara enarbolando el trillado “no nos reímos de vos; nos reímos con vos”; me apresuro a aclararles que los mismos formarán parte de un ordenado informe, que llegado el momento evaluaré publicar en este espacio o en los mantelitos descartables de Burguer King.
El caso es que antes de que eso suceda, y a modo de adelanto, creo que es conveniente compartir con ustedes mi hallazgo mas importante.
Recuerdo con ternura mi adolescencia; en donde todos los problemas se resumían a evitar el embarazo o alguna improbable venérea, siendo lo mas difícil de todo encontrar a quien quisiera correr estos riesgos con nosotros.
Poco tiempo después vino el SIDA a complicarnos la existencia; pero a pesar de que ya nada fue lo mismo, con un poco de conciencia y bastante de suerte, aquí estamos en carrera todavía.
Lamentablemente no había terminado ahí la cosa, y hoy debemos enfrentarnos a un nuevo flagelo.
El SCSM (Síndrome de la Concha de la Señora de
Midas) nos demuestra una vez mas, que a la hora de coger (justo cuando creíamos que teníamos todo bajo control), siempre puede presentarse una nueva complicación.
Como generalmente ocurre en estos casos, es fundamental la información; y es por este motivo que me parecía adecuado hacerlo por este medio lo antes posible.
Ojalá alguien me hubiera advertido a tiempo…
Ultimamente estoy recibiendo tentadoras ofertas, pero no precisamente de mujeres hermosas, sino de tasadores de la calle Libertad…
Nota: Como es lógico, toda moneda tiene dos caras. La ceca del SCSM es el SCHM (Síndrome de la Chota de Midas) el cual no llegué a investigar porque mi rigor científico tiene un límite y mi esfínter su corazoncito.