Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

viernes, octubre 26, 2007

Queganel mas mejor


Que tiempos aquellos en los que se compraban votos con una zapatilla y la promesa de completar el par, no?
Será que vamos bajando las pretensiones hasta para estas cosas?
Será que en realidad estamos pintados?
Como la pensarán dibujar después del domingo?
Y si descongelamos a Walt Disney?
… ah, como?
Que perdió la cadena de frío en un corte de luz?
Estamos listos entonces… solo nos queda entonar el hit de la campaña

“Pintarte la cola color esperanza
tentar al votante con un pantalón…”

lunes, octubre 22, 2007

Rozadores anónimos II


Ya en otra ocasión hemos tratado aquí el tema de los apoyadores compulsivos.
Sabemos entonces que se trata en la mayoría de los casos de hombres, que no pueden resistir la tentación de acomodar sus partes íntimas sin el consentimiento previo de una señorita, en algún lugar amable de su anatomía.

Al igual que ha ocurrido y ocurre con muchos otros trastornos de conducta que afectan al ser humano (obesidad, anorexia, catalepsia, colombofilia, filatelia, etc.); la compulsión “froteur” constituye una enfermedad que lejos de ser considerada como tal, estigmatiza al individuo que la padece.

De esta forma el incomprendido apoyador es señalado y hostilizado al grito de “salí de acá pajero de mierda!”; cuando no recibe carterazos, golpes de puño o algún certero puntapié en el ojete que rubrica su huída.

Nadie se detiene a analizar la situación y pensar que probablemente estemos frente a un individuo que ha sido “apoyado” en el mas oscuro sentido de la palabra, de pequeño.
Así nos enteramos de casos como por ejemplo el de un sujeto que de niño, siendo el primero de la fila, su maestra de segundo grado literalmente le apoyaba las tetas en la cara cada vez que intentaba alinear la formación para entrar en el salón de actos; llegando en una oportunidad al principio de asfixia del infante.
O también el del que distraídamente reposaba su manito en el borde del pupitre y recibía el aterrizaje genital del maestro de dibujo que se acercaba a mostrarle como empuñar correctamente el crayón.

Este último es el caso del anónimo en cuestión, que con tal práctica docente terminó con una fisura de la segunda y tercer falange del anular izquierdo.

Con este testimonio podemos considerar que se trata de una patología que encierra serios riesgos para la salud de quien la padece; pero que como no se trata de ataques cardíacos o muerte súbita, se toman para la joda.

A modo de ejemplo podemos mencionar, que luego del estropicio propinado por la intolerante señorita (que no se detuvo a pensar que quien tenía detras en realidad era alguien con problemas) el pobre muchacho hoy orina sentado a traves de un catéter.
A pesar de ello, cada tanto rellena su slip con una media y se toma el 108 a Liners en hora pico para recordar los viejos tiempos.

Tomemos conciencia, apoyemos al froteur en su viaje hacia la cura.

lunes, octubre 15, 2007

Este post resurgió de sus cenizas como el Gato Félix III

Yo, Gen71 en pleno uso de mis facultades mentales, me veo en la obligación de realizar el descargo correspondiente con respecto al desafortunado hecho del cual algunos de ustedes ya tendrán conocimiento.

En el día de ayer, fue encontrado muerto uno de mis dos blogs gemelos.
Es claro que si estoy comunicando esto a través de este espacio; el cadáver en cuestión corresponde al blog Visiones.

Ultimamente no se encontraba pasando un buen momento, y muy probablemente el último fin de semana con dos domingos (uno real y otro un lunes disfrazado) haya sido la gota que derramó el vaso.
Todos sabemos el peligro que representan estos días para individuos solitarios y depresivos.

Otra hipótesis gira en torno de que habría contraído un mal irreversible y terminal del cual cobró conciencia a tiempo de tomar tan drástica decisión, librándose así de una lenta y ruin degradación.

Cualquiera haya sido el motivo de este precipitado desenlace, me veo en la penosa obligación de negar rotundamente toda participación material o ideológica en el hecho; como así también el estar apuntando en este preciso momento con un Smith & Wesson 357 Magnum 6” a mi otro blog vándalo, para que no cuente nada de lo sucedido.

Solo me queda agregar que creo en la justicia, y que como todos sabemos estas cosas suelen ocurrir en las mejores familias.
Un día uno está lo mas choto en una cena de beneficencia comiendo sushi, y al día siguiente aparece en la bañera con la cabeza rota contra una canilla, con el pescado en el estómago todavía a medio digerir…

Seh… no somos nada caracho…

viernes, octubre 12, 2007

Viaje Alucinante III


Hoy nos ocupa nuevamente el tema del flagelo de los estupefacientes; desenmascarando en esta oportunidad la turbia vinculación de estos al servicio de delivery gastronómico.

Cristina Falaz se encontraba una lluviosa noche de viernes haciendo zapping entre tristes programas de refritos, ahogando sus penas de amor en un culito de vino mezclado con jugo de naranja para diluír.
Su novio la había abandonado a pesar de que estaba mas buena que comer con las manos, por un serio problema de halitosis que por ese entonces la aquejaba.
“Lavate lo’ diente’ con destapacañeríayudín” le había dicho Héctor, antes de trasponer la puerta para irse con Lulú; una meretriz del barrio de Flores, famosa por sus destrezas con el labio leporino.
Las palabras de Héctor oradaban el triste corazón de Cristina como la gota a la piedra.

A pesar del bajón, cerca de las 22 hs sintió la imperiosa necesidad de comer algo.
Como daba vueltas a la heladera y solo quedaba un limón sin exprimir; de la puerta de esta extrajo el número de teléfono que marcaría un antes y un después en su vida.
Segundos después de marcar el último número, el diálogo que se sucedió fue el siguiente

- “Empanadas Solas” buenas nochessss…
- ehm… si, estem… por media docena hacen el envío?
- Tengo la promoción “No more lonely nights” que vienen; dos de jamón y queso, dos de carne suave, dos de pollo y de regalo la “septimo hijo varón”.
Esta es soufflé, porque el relleno se malogra en el horno.
- Bueno, mandame esa entonces. En cuanto la traen?...

En poco mas de media hora, el pibe de la motito le estaba tocando el timbre.
Para las once y media Cristina, sentada en el sofá con el pantalón desabrochado, le estaba entrando a la empanada de regalo.
El estreno de los primeros minutos del sábado la sorprendió charlando animadamente sobre la sexualidad de los ornitorrincos en invierno, en ese mismo sofá, con una tostadora que decía ser Oscar Alende reencarnado, Federico Klemm y Ringo Bonavena.
Ninguno de ellos se quejó de su mal aliento, como así tampoco de los gases que soltaba alegremente luego de semejante ingesta.

A pesar de haber amanecido a las cinco y media de la tarde, cagada encima y con un pie adentro del destrozado tubo del televisor; la siguiente noche de angustia y soledad Cristina reincidió.
En esta oportunidad fué directo al grano.
Agarró el “listado especial” que le habían mandado escrito en una galleta de arroz y llamó.

- “Empanadas Solas” buenas nochessss…
- Cuchá nene, necesito una docena de especiales…
Que sean dos de “Humito”, dos de “Jamón an fetas y queso”, dos “Del Pollo” y dos de “Marley cortado a cuchillo”.
- Serían ocho…
- Completame con especiales “Polaco” y “Pity”

Imaginen la partuza que se armó Cristina en ese sofá.
Vinieron hasta Neustadt y Grondona para que se den una idea…

Cristina despertó tres días después con la cabeza dentro del tambor del lavarropas, en donde había depositado lo que su aparato digestivo no había podido asimilar.
Luego de los veinte minutos que le llevó despegar su rostro del emplasto de vómito y ropa sucia pudo observar el saldo de su viaje.
Lo primero que le llamó la atención fue el móvil hecho de tampones usados, saquitos de té y cascaras de papa que colgaba del ventilador de techo del comedor.
La blanca pared del living rezaba un enorme “canten putos” escrito probablemente con una mezcla de excrementos y sangre de Calígula, su caniche toy, que se encontraba empalado con un escobillón en la puerta de entrada.

Todo esto a Cristina literalmente le chupó un ovario, ya que su cerebro había sufrido daños irreparables, quedando con una funcionalidad cercana al de Wanda Nara.

Hoy podemos verla disfrazada de empanada, bailando en los semáforos 20 horas al día junto a otras víctimas del accionar de estos delincuentes, respondiendo al silbato del dealer que le avisa cuando se tiene que correr para que no la pisen los autos.
Y solo por la empanada… y la coca…

lunes, octubre 08, 2007

Este post resurgió de sus cenizas como el Gato Félix II

Una buena.

A pesar de que la cotización del tomate pareciera ser lo mas importante.
Mas importante aún, que la realidad de que en poco mas de dos semanas elegimos presidente y estamos en el horno.
A pesar de que Julio López todavía no aparece.
A pesar de que este bendito país regurgita sus errores para comerse el vómito caliente una y otra vez…
A pesar de todo eso, el ex capellán de la Policía Bonaerense Christian Von Wernich fue condenado a reclusión perpetua.
Que no es lo mismo que “que te pudras en la cárcel, hijo de un container cargado de putas!”
Se que en la cárcel esta escoria va a vivir mejor que yo o que muchos de ustedes.
Pero de todas formas, en este país no es poca cosa.

Por eso, Christian Von Wernich, te deseo una vida muy larga; que vivas muchos, pero muchos años.
Que la perpetua se estire el máximo lapso que tu inmunda humanidad permita.
Que los años se acumulen liberando el pus de tu cerebro.
Te deseo que lentamente comprendas lo que hiciste.
Y que aunque sea una hora antes de tu muerte, se te borre la sonriza de la cara.
Te deseo que antes de que tu cuerpo se pudra, vos, Christian Von Wernich, te pudras en el infierno.
En el infierno de los vivos, ese que bien supiste atizar.
Solo después de esto, te deseo la muerte.

jueves, octubre 04, 2007

Voluntad férrea


Pedrito Ruiz, ya desde pequeño fue un niño de armas tomar.
A pesar de haber nacido con espina bífida (hecho que lo condenaba a una vida sobre ruedas y no precisamente porque se fuera a dedicar al automovilismo), siempre intentó comportarse como un niño común y corriente.

Así podíamos verlo en los años de la primaria, ante la ausencia de las rampas adecuadas, subiendo las escaleras con serias dificultades, acarreando su silla de ruedas y respondiendo con furia ante cualquier gesto que pretendiese ayudarlo en la difícil tarea de arribar al primer piso. El descenso, aunque peligroso, se le hacía mucho mas “rápido”, debemos reconocer…

La adolescencia no fue un problema para Pedro, ya que aventajaba a sus congéneres en velocidad final a la hora de corretear a las chicas. También era el único que antes de los 16 las podia llevar a “pasear” sin tener registro.
A pesar de esto, cuando alguna de sus compañeras intentaba facilitarle la tarera de intimar, por ejemplo desabrochándose el corpiño, Pedro montaba en cólera; ya que lo entendía como una actitud compasiva que él de ninguna forma estaba dispuesto a aceptar.

Llegado el momento de independizarse de sus progenitores, justo cuando estos lo único que esperaban era que Pedrito vendiera billetes de “La Solidaria” en la esquina de San Juan y Boedo, el muchacho les comunicó que iba a correr (o mejor dicho rodar) detrás de su sueño: ser inspector a bordo de la línea San Martín del ferrocarril.
De pequeño siempre había soñado con picar boletos y hacer bajar del tren a quienes no tuvieran el pasaje en regla.
Sus padres intentaron por todos los medios disuadir al jóven de semejante idea, obteniendo como única y malhumorada respuesta un “se van a la puta que los parió” de parte de Pedro.

De puro rompebolas y para que negarlo, con la ayuda de un abogado inescrupuloso especializado en discriminación y xenofobia, finalmente el sueño del pibe se le hizo realidad.
Al poco tiempo estaba desplazándose, no sin dificultades por los pasillos de la línea del Libertador.
Allí brindaba un pintoresco espectáculo cuando debía subir las empinadas escaleras de los vagones, a fuerza de brazos y cachas, utilizando estas últimas para no perder su medio de locomoción en el intento.
O desrodillando pasajeros a golpe de silla de ruedas, los cuales iban recordando a su paso a su puta madre o la recalcada concha de su abuela.

Quiso el destino que una triste noche de Octubre en la que Pedro recorría los vagones casi vacíos; en el último de ellos justo antes del furgón, se encontrara con el Gordo Cometrapo.
Solos, ambos dos en el vagón.
El jóven se deslizó hasta el voluminoso sujeto para solicitarle su boleto, pase o abono.
Luego de breves segundos en los que Cometrapo posó su turbia y amarillenta mirada sobre nuestro muchacho; como única respuesta obtuvo un gutural rugido estomacal (producto de la ingesta de numerosos reforzados de mortadela y huevo, litros de Cosechero Cayetano y mas de un canapé de grasa de rulemán) que sin dificultad logró alborotarle al cabello cual ventisca otoñal.
Al tiempo que se sacaba restos de mortadela de las mejillas, Pedro extendió la mano para asir al monazo del brazo para acompañarlo a la puerta del vagón, y solicitarle su descenso en la próxima estación.
En ese instante Cometrapo levantó el brazo para ver la hora, arrancando al pobre Pedrito de su silla.
Ante la indefensa imagen del joven tendido boca abajo en el pasillo del vagón, Cometrapo, famoso por su tendencia al abuso del débil; tuvo un rapto de redención.
Contrario a su naturaleza depredadora, el lúmpen extendió su mano, por primera vez en su vida y con una voz casi humana le dijo a nuestro chico: “te ayudo pebete?”
Lamentablemente, como siempre ocurría en estas situaciones, Pedro le espetó un recio: “No me toques! Puedo solo la concha de la lora!”
En ese mismo instante todo rapto de humanidad se volatilizó del rostro del malechor, quien tomó al jóven por el forro del culo con esa misma mano otrora solidaria, arrastrándolo hasta el furgón de cola; ya que como todo abusador, es celoso de su intimidad.

Pedro jamás contó lo sucedido; solo sabemos que apareció al costado de la estación de Hurlingham, sentido a Capital, inconciente, desnudo y boca abajo, con su gorra cubriéndole las nalgas. Al quitarla sus descubridores pudieron comprobar que también conservaba la picadora de boletos.

Triste final para los sueños del pobre Pedrito Ruiz.
La carrera del jóven quedó trunca, y su profundo resentimiento y sed de venganza lo impulsó a estudiar odontología.
Este año se recibe… dios nos proteja.