Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

martes, enero 16, 2007

Antes de que sea tarde, clavate un morcipán


Este es el crudo testimonio de un “femenino” (a quien de aquí en mas llamaremos con el hipotético nombre de: María Estela) castigado por el flagelo de una dieta totalmente magra.
La falta total de calorías extras la llevó a cruzar la ruta 8 para tomar el 176 en dirección a capital, repitiendo cual letanía “uno de uno veinticinco por favor”, ya que si así no lo hacía lo olvidaría al subir al transporte público. La pérdida de memoria inmediata es un síntoma terminal de la falta de lípidos en sangre (en estos casos extremos se recomienda una terapia de shock con un reforzado de milanga mas un panqueque quemado de dulce de leche y crema mas helado).
El caso es que debido a la atención puesta al servicio de no olvidar la crucial información, María Estela no advirtió el raudo avance de una unidad de transporte colectivo de pasajeros de la línea 170. El resultado fué que María Estela fué levantada literalmente “como sorete en pala” por la unidad, para luego de un vuelo de aproximadamente 32 mts., impactar contra un cartel de gaseosas Pritty de un puesto de choripán al paso al borde de la ruta. La tragedia no terminó allí, ya que dicho puesto es regenteado por el Gordo Cometrapo, conocido abusador de menores de la zona, y amigo del comisario de la seccional de Loma Hermosa.
Cometrapo se acercó al cuerpo inconciente de María Estela al gruñido de “nadies la toque que puede’star fatrurada”. Luego de levantarla bruscamente con una sola mano mientras con la otra se acomodaba el pantalón, se la llevó detrás de un acoplado abandonado con la excusa de brindarle atención médica, ya que según dijo, había hecho un curso de “pirmero saucilio” en la unidad básica.
Como la solidaridad popular desaparece como pedo en una canasta en estos casos, solo el Gordo Cometrapo sabe que ocurrió después.
Por suerte esta trágica historia tuvo un final feliz, ya que a pesar de las duras marcas del episodio que lleva María Estela en su frágil cuerpecito (las mas terribles que le inflingió Cometrapo, por suerte se encuentran cubiertas por sus ropas) consiguió un trabajito que le permite desarrollar sus capacidades especiales.
Gracias Sr. Panchoto!

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