Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

jueves, julio 29, 2010

Brindando un nuevo servicio



A pesar de lo que afirman muchos detractores de la plataforma, Facebook brinda un abanico de posibilidades infinitas tan interesante, que hace que sus efectos colaterales de espionaje ideológico, penetración publicitaria y venta de datos privados queden reducidos al tamaño de una salchicha de copetín bajas calorías.

Tal es el caso de Evangelina Schweppes, que gracias al fecebook descubrió un talento oculto que hoy explota como salida laboral.

Como suele ocurrirle a quienes todavía no tienen un perfil de Facebook, Evangelina fue exhortada en reiteradas oportunidades por sus compañeros de trabajo, para que registrara una cuenta.
Un buen día, con el débil argumento del reencuentro con sus compañeros de la primaria (y el mas sólido argumento de una trincheta oxidada apoyada en su garganta), sentaron a Evangelina frente a la computadora para que ingresara su perfil, ignorando que los compañeros de primaria de Evangelina no eran precisamente las personas que ella mas echaba de menos en su vida.
En realidad no lo ignoraban ya que ella les habría contado entre lágrimas y levemente copeteada, lo mucho que le habían arruinado la infancia ese acervo de hijos de puta. Pero todos conocemos el grado de sadismo que desarrollan los compañeros de trabajo para con sus congéneres.

De tal forma y gracias al Facebook, Evangelina se encontró mas pronto de lo deseado en una reunión de egresados del Nacional 19, con aquellos con quienes había compartido su mas tierna infancia.

Y allí estuvo con Miguel; el nene mas lindo del grado, que con la promesa de un beso le robó la ortodoncia para colocársela al perro de la portera.

También con Carolina, su mejor amiga, a quien le pedía cuando iba al baño que le cuidara la puerta; y que esta por el contrario corría a avisarle a los varones para que le tiraran papeles, tizas, borradores y hasta una bordeadora encendida del jardinero por encima de la puerta.

Y con Gastón; el único compañerito que la invitó a un cumpleaños y que le hizo tomar el meo de su abuelo convenciéndola de que se trataba de un vaso de jugo Tang de manzana.

Precisamente fue este último, quien entusiasmado por el reencuentro, repitió el chascarrillo; esta vez con un miti-miti de pis y soda para hacerlo pasar por una copa de champagne que puso en manos de Evangelina al grito de “Un brindis por la Yuéps, que no había venido nunca!”

Ahí nomás del primer trago, Evangelina no solo se dio cuenta del engaño, sino que pudo reconocer en aquella cepa familiar los mismos problemas renales, evidentemente de carácter hereditario.

La risotada de Gastón, esta vez se vió cercenada por el enunciado de Evangelina: “Che, nene, hacete ver porque tenés los riñones jugados como tu nono…”
El sorprendido ex-compañero reconoció estar en tratamiento por unos problemitas renales, y en su carácter de médico director de una clínica en González Catan, de inmediato le ofreció trabajo en el área de análisis de laboratorio.

Hoy Evangelina trabaja brindando un exótico servicio de análisis de orina y disgnóstico por degustación.

Y tiene una cuenta bancaria y paga el alquiler.
Podemos decir que Fecebook le cambió la vida a Evangelina.
Gracias Zuckerberg!