Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

viernes, mayo 31, 2013

Otro chiste de loros II


Si me habré tomado el tren en Chacarita subiéndome a los pedos para llegar rápido a Devoto…
Y cuando pasaba de largo por Paternal pensaba:
“Otra vez el rápido a Húrlingham, y la concha de la lora!!!...”

lunes, mayo 20, 2013

A la muerte del cuco


Que buena noticia.
Que bueno que ya no pises mas este suelo como el resto de los mortales.

Un cuco real, con domicilio y libreta de enrolamiento.
Un cuco con cargo militar cuyo brazo ejecutor solía entrometerse en mis sueños.
Tu brazo desaparecedor verdeoliva entraba a la fuerza a mi departamento de dos ambientes, revolviendo todo y buscando a mi viejo. Solamente tu brazo, flotando autónomo sin ningún cuerpo secundándolo. O mejor dicho, con un cuerpo ausente, un cuerpo “desaparecido” como te gustaba decir a vos.

Fuiste el cuco de mi infancia, pero ya no somos niños, no.
El cuco no existe.
Ante la ausencia reiterada de dios en tu mandato, y por antagonismo, pareciera que el diablo tampoco.
No fuiste el diablo entonces, ni siquiera el cuco.
Tampoco fuiste el ideólogo del genocidio político-económico de nuestra noche mas oscura.
Simplemente fuiste su brutal brazo ejecutor.

Y te fuiste como corresponde.
En una celda común de Marcos Paz.
Degradado. Sentado en un inodoro tratando cagar tanta mierda.
De haber podido terminar tu última tarea hubieras desaparecido por el caño.
Linda paradoja.

Buen destino para el hombre horrible y cobarde que fuiste.
Porque ni para abono de la tierra sirve tu cuerpo flaco y rígido.
Porque no sos digno ni siquiera de los gusanos que inocentemente querrán pelar tus huesos.
Torturador y asesino de embarazadas, ladrón de bebés; tan espantoso fuiste, que ni siquiera vale la pena que te siga escribiendo.

Y si tanto daño perenne hiciste, de que mierda me alegro te preguntarás.
Me alegro de que ya no existas, que ya no estés nunca mas en este mundo.
De que mi hijo por nacer jamás sea contemporáneo de tu monstruosa existencia.
De que te hayas ido para siempre

Por todo eso no me olvido.
No fuiste el cerebro.
Fuiste el ícono gobernador del terrorismo de estado.
Ese brazo desaparecedor verdeoliva.
Nada mas y nada menos

Los cerebros del plan macabro todavía se mueren cada tanto con honores.
Todavía se esconden en sus grupos económicos, en sus medios de comunicación.
Todavía pretenden hacernos creer que vos eras el diablo. El cuco.
Que “muerto el perro se acabó la rabia”, mietras dejan la bandera a media asta en homenaje a su mas terrible cancerbero.

Por todo eso no me olvido.
No me olvido para que a pesar de estar bien muerto, no vuelvas nunca mas.