Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

martes, noviembre 30, 2010

Killer Queens



Alberto Mamboretá balanceaba su verde cuerpecito camuflado entre las hojas de un árbol, buscando algo para comer, y como quien no quiere la cosa buscando también dónde ponerla.
En estos devaneos se encontraba cuando cuando sus ojos se toparon con ella.
Ahí estaba, radiante, tan verde y grandota; con las patas mas bonitas, las mas lindas patas que vió.
Y fue nuestro héroe entonces, dándose cuenta de que se trataba de la hembra de sus sueños, sin poder dar crédito a que tanta belleza fuese real, resumiendo toda esa fascinación en un solo y concreto pensamiento: “hoy la mojo!”.

Una vez frente a ella, carraspeó y sin vacilar desplegó su discurso ganador, ese que había aprendido de los machos maboretá mas bananas del club, que contaban una y otra vez sus hazañas sexuales.
Ahí nomás le habló de sus virtudes; que estudiaba derecho, que salía a navegar todos los fines de semana y que si quería la invitaba a irse con él de vacaciones en su hoja de parra que los estaba esperando en la guardería del Yacht Club de Puerto Tatadiós.

La minita ante semejante despliegue le concedió una suave caída de ojos, con la que Aberto tuvo la certeza de que la muy perra había caído en sus garras.
Ahí nomás nuestro verde amiguito desplegó sus alitas para que viera que formidable macho estaba por darle la noche mas hot que se hubiera jamás imaginado; y tan al palo estaba el pibe que ni se dio cuenta cuando la náifa de un solo bocado le morfó la cabeza…



Mas allá de la afirmación de Jean Jacques Rousseau, de que “el hombre es boludo por naturaleza”; podemos concluír esta linda historia con una suerte de moraleja:
Cuanto mas grande es la sensación del macho de tener a la hembra en la palma de su mano, mas cerca se encuentra del carnívoro tarascón.

Así es la vida, que no por nada es mina también.