Una vez dentro del pabellón ocre se le hizo entrega de la
oveja Amalita, todo un triunfo de nuestra ingeniería genética que combina las
bondades amatorias de la raza Karakul (ovejas famosas por destruír los
matrimonios de los pastores de Turkestan) con la alcurnia de los bucles de la
fallecida señora Lacroze de Fortabat que florecen perennes sobre su bovino
cuerpecito en un equilibrado blend de 30% lana y 70% de poliéster.
Que la disfrutes con salud Mauricio!