Que buena noticia.
Que bueno que ya no pises mas este suelo como el resto de
los mortales.
Un cuco real, con domicilio y libreta de enrolamiento.
Un cuco con cargo militar cuyo brazo ejecutor solía
entrometerse en mis sueños.
Tu brazo desaparecedor verdeoliva entraba a la fuerza a
mi departamento de dos ambientes, revolviendo todo y buscando a mi viejo.
Solamente tu brazo, flotando autónomo sin ningún cuerpo secundándolo. O mejor
dicho, con un cuerpo ausente, un cuerpo “desaparecido” como te gustaba decir a
vos.
Fuiste el cuco de mi infancia, pero ya no somos niños,
no.
El cuco no existe.
Ante la ausencia reiterada de dios en tu mandato, y por
antagonismo, pareciera que el diablo tampoco.
No fuiste el diablo entonces, ni siquiera el cuco.
Tampoco fuiste el ideólogo del genocidio
político-económico de nuestra noche mas oscura.
Simplemente fuiste su brutal brazo ejecutor.
Y te fuiste como corresponde.
En una celda común de Marcos Paz.
Degradado. Sentado en un inodoro tratando cagar tanta
mierda.
De haber podido terminar tu última tarea hubieras
desaparecido por el caño.
Linda paradoja.
Buen destino para el hombre horrible y cobarde que
fuiste.
Porque ni para abono de la tierra sirve tu cuerpo flaco y
rígido.
Porque no sos digno ni siquiera de los gusanos que
inocentemente querrán pelar tus huesos.
Torturador y asesino de embarazadas, ladrón de bebés; tan
espantoso fuiste, que ni siquiera vale la pena que te siga escribiendo.
Y si tanto daño perenne hiciste, de que mierda me alegro
te preguntarás.
Me alegro de que ya no existas, que ya no estés nunca mas
en este mundo.
De que mi hijo por nacer jamás sea contemporáneo de tu
monstruosa existencia.
De que te hayas ido para siempre
Por todo eso no me olvido.
No fuiste el cerebro.
Fuiste el ícono gobernador del terrorismo de estado.
Ese brazo desaparecedor verdeoliva.
Nada mas y nada menos
Los cerebros del plan macabro todavía se mueren cada
tanto con honores.
Todavía se esconden en sus grupos económicos, en sus
medios de comunicación.
Todavía pretenden hacernos creer que vos eras el diablo.
El cuco.
Que “muerto el perro se acabó la rabia”, mietras dejan la
bandera a media asta en homenaje a su mas terrible cancerbero.
Por todo eso no me olvido.
No me olvido para que a pesar de estar bien
muerto, no vuelvas nunca mas.