Imaginemos la siguiente situación:
Sos un diseñador gráfico que luego de años de esfuerzo y estudio, título en mano, conseguiste laburo en el Grupo Clarín, mas específicamente en la división editorial que diseña y diagrama la revista Viva.
Bien ahí!
Sos un diseñador gráfico que luego de años de no salir los fines de semana por las putas entregas, de kilos de plata gastada en bajadas color para que el ayudante de turno te dijera “venías bien con la idea original, pero ahora la cagaste”; te das cuenta de que al final tanto esfuerzo te sirvió para terminar trabajando como un esclavo por un opaco sueldo a fin de mes que apenas supera al que tenías en la casa de fotocopias de la calle Blanco Encalada.
Ups…
Con las bolas al plato de que te garquen una y otra vez desde que empezaste armando originales de volantes para la imprenta de tu barrio, y con un instinto vengador de todos los congéneres garcados y por garcar, decidís protestar contra la opresión gráfica.
Entonces pensás en irrumpir en el despacho de Doña Ernestina Herrera de Noble, subirte a su escritorio de caoba, bajarte los pantalones y defecar en el mismo al grito de “Ernesta, te dedico esta”; todo antes de que los dos orangutanes de seguridad te agarren de los genitales para revolearte cual frisbee humano por la ventana de la oficina.
Imaginarte la caída libre desde un piso quince no te desanima tanto como la imagen de tu cuerpo tirado en la vereda, desarticulado cual mosquito sopapeado, con los pantalones por las rodillas y para colmo con el culo sucio.
Decidís entonces una acción mas sutil y por sobre todo menos humillante, pensando que la foto de la imagen antes descripta sería manipulada entre risas por tus compañeros para ser publicada al día siguiente en el diario.
Te disponés a realizar tu trabajo, por ejemplo para la revista del fin de semana pasado que podemos ver a continuación.
Mas allá del backup semanal, y ordenar y clasificar “todos esos CDs de clientes que no sabemos que tienen”, te encargaron que armes las páginas de la nota “Bajo mi piel” (será por la canción “under my skin”? que ingenioso, no? cuanto les tomó pensarlo? diecisiete segundos?)
Te relajás un poco jugando con las imágenes y el texto en las dos primeras páginas, colgas el texto en la grilla, otra imagen, y ahora si; a colocar la publicidad de página impar.
Haciendo caso omiso a las indicaciones del jefe de editorial, cazás esa publicidad de los sádicos misóginos de Vichy, que
alguna vez la habías visto garabateada en un blog de mierda.
Sonreís maliciosamente al ver el resultado de la asociación ilícita.
Ya totalmente cebado, repetís la operación con la media página impar que te queda, y te frotás las manos pensando en lo que van a decir los de Vichy cuando agarren la revista.
Para el final planeaste un broche digno del espíritu del vándalo escatológico; enganchaste freelance a los de Pampers y te diste el gusto de armarles la publicidad poniendo
onomatopeyas y halos radioactivos saliendo del culito de un bebé.
Contento con el resultado, pensás que vos si que tenés huevos, ya que no hiciste esto como el maricón de Gen71, que lo hace en forma anónima en un blog de mala muerte, sino que te mandaste en una revista de tirada masiva, y los de Clarín saben tu nombre y tu dirección, para mandarte el telegrama.
Te dirigís ahora satisfecho, a tu ansiada cita con la máquina de café.
Suena en tu MP3 “Superstition” en vivo por Steve Ray Vaughan… and fade away.
Nota: Las fotos son tomas directas sin la mas mínima intervención. No se lastimó ninguna revista para hacer este post. Las fotos fueron sacadas sobre mi cama, la cual comparto con Lucía (que no es una mujer hermosa y voluptuosa sino una gata siamesa bastante freak)
