Elisia en el país de las pesadillas

Elisia siempre fue una buena chica, básicamente.

Creció siendo una niña obediente que siempre hizo lo que le decían.

Ya no tan niña siguió practicando la obediencia debida. Haciendo lo que se debe, dando por cierto y sin objeción todo lo que le dicen.

Elisia hoy está muy preocupada; y no es para menos.

Le dicen que le van a pagar a los desocupados ciento ochenta pesos por cada hijo, y que obviamente esto se transforma en un incentivo reproductivo para los pobres que no van a dudar en tener otro pibe mas para contar con esos 180 pesos para comprar vino en caja, paco o para cargarle crédito al celular, porque... viste? No tienen para comer pero tienen celular!

Le dicen que se están robando toda la plata de las reservas y de las cajas jubilatorias, y que en esta línea, es altamente peligroso para nuestra economía “dejar” que el gobierno termine su mandato, ya que evidentemente tiene un plan para alzarse con el botín cual ladrón que escapa por la ventana.

Le dicen que pedirles una prueba de ADN en contra de su voluntad a los “hijos” de la señora de Noble, es una violación a sus derechos de dejar las cosas como están; y que solo se trata de una utilización política de los derechos humanos para atacar una vez mas al grupo Clarín y hostigar directamente a los propietarios de Papel Prensa.

Le dicen que la nueva ley K de medios va a terminar con la libertad de prensa y que por su culpa se va a quedar sin ver los últimos capítulos de "Lost".

Le dicen tantas cosas a Elisia, que miren como le han inflado la cabeza.
Con semejante inflamación, es lógico que la pobre confunda a una solitaria vaca cubana con un mosquito portador del dengue.

Lo que Elisia no sabe es que el problema mas grave es lo que no le dicen con lo que le dicen.

A Elisia no le dicen, por ejemplo, que gracias a la Asignación Universal por Hijo, la matrícula en la escuela primaria y secundaria aumentó un 25%

Tampoco le dicen a Elisia que las reservas con las que hoy contamos y que parecieran ser intocables, son fruto precisamente de una administración mas eficiente por mas que les pese, que permitió acumular este dinero durante las últimas gestiones, justo justo después de que los que hoy cual gólums desquiciados aparecen como guardianes de nuestro tesoro, se habían afanado hasta la plata de la cajita de las limosnas. Los mismos que curiosamente jamás de los jamones se preguntaron que córchos hacían las AFJPs con nuestro dinero, mas allá de uniformar promotoras, estampar sombrillas y regalarnos bonitos llaveros con su logo.

Ni se les ocurriría decirle a Elisia que esos hijos en disputa, por supuesto que son nuestros aunque no como simple slogan de medio pelo. Que es claro ante la ley que Ernestina Herrera de Noble cuando menos los adoptó ilegalmente; y que es obvio que si no fuera ella la representante del poder que de hecho es, hace rato que sus hijos apropiados ilegítimamente formarían parte de la lista de nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo.
No le dicen que las adopciones se dieron en los años en los que el secuestrador, asesino y ladrón de recién nacidos estaba en su apogeo; esos en los que brindaba junto a Ernestina celebrando la consolidación de Papel Prensa, ese papel en el que Herrera de Noble nos contaría sobre los “enfrentamientos” en los cuales las fuerzas del orden nos libraban de los terroristas que acechaban (probablemente durmiendo junto a sus familias y armados con literatura subversiva) nuestro ordenado bienestar tan derecho y humano.

Y claro está que no le van a decir nunca a Elisia, que mas allá de que el periodismo independiente tiene menos de independiente que Francella; la nueva ley de medios no es una ley K (aunque indudablemente este gobierno se haya acordado de ella luego de que sus antiguos aliados se convirtieran en acérrimos enemigos), sino que es una ley de radiodifusión, cuyos 21 puntos básicos vienen tomando forma desde hace años de la mano de distintas organizaciones no gubernamentales, trabajadores de la comunicación, radios comunitarias y organismos de derechos humanos.

Porque gracias a la Ley de Radiodifusión 22.285 que hoy tenemos vigente a 28 años de su sanción durante el Proceso de Reorganización Nacional, es que pueden decirle tan poco y no decirle tanto a Elisia.
Gracias a que manejan hoy el monopolio de la comunicación como hace 30 años manejaban la mano de obra verdeoliva, pueden inflarle la cabeza a Elisia contándole que el verdadero problema de la Argentina es hoy por hoy la “mafia” de los trapitos y los motochorros, y no el Fino Palacios o los culos sucios de la flamante Policía Metropolitana de Macri.

Y por eso no quieren saber nada de la nueva ley y hace una semana que Doña Pura de Arrabal ordenó su suspensión judicial en la Cámara Federal de Mendoza.
Mendoza, la tierra del mejor vino.
Y de Julio César Cleto Cobos.
Y de Samuel Apffelbaum (José Luis Manzano para los gomías y gomazos)
Y de Daniel Eduardo Vila.

Por esta razón, queridas, queridos; los que no tenemos la cabeza inflada pero si las gónadas de toda esta catarata de caca multimedial de los hijos de puta de siempre, no podemos dejar de tener la neurona atenta.
Y tampoco podemos soslayar el hecho de que solo con eso no alcanza.
Porque también hay que empezar a actuar en consecuencia.

Que los que llevan a Elisia de la napia tienen toda la artillería puesta en contra de la nueva ley para poder seguir vendiéndonos su historia oficial.
No vaya a ser que a Elisia un día se le desinfle la cabeza y comience a pensar, a darse cuenta.
No vaya a ser que finalmente y de una vez por todas un día la tortilla se vuelva…