Un silencioso acto de vandalismo, una pequeña venganza
con el humor fácil como herramienta,
contra lo que
día a día nos obligan a consumir visualmente. Ninguna pretensión mas allá de esto.

lunes, noviembre 30, 2015

Reflexión desde el piso

La filosofía del Aikido gira en torno a la resolución de un conflicto.
Nos enseña que frente a cada ataque hay dos resultados posibles y una sola forma de resolverlos a nuestro favor.
Y en todos los ataques, la clave es la misma: tomar el centro de tu adversario.

Cuando tu brazo está aprisionado por un agarre fuerte y seguro de tu oponente el Sensei te repite: Tiene tu brazo, estas en desventaja aparente.
No malgastes tu fuerza en el punto del conflicto, tiene solo tu brazo; concentrate en todo lo que te queda libre del cuerpo.
Tiene solo tu brazo; no le entregues tu centro.

Por ese motivo, poco importa la fuerza o el tamaño del oponente cuando el centro es nuestro.
Mas duro es el ataque, mas duro caerá nuestro adversario.

Hace por lo menos 4 años que venimos subestimando la llave con la que nos tenía agarrado el enemigo.
Y tiramos y tiramos del brazo sin tomar en cuenta los dolores, porque somos fuertes. Tiramos hasta desmembrarnos las articulaciones, y cuando nos quisimos dar cuenta, ellos tenían nuestro centro.

Hoy estamos en el piso y antes de levantarnos tenemos que tener algo bien claro: Nuestro enemigo ahora es mas fuerte y nos va a agarrar mas duro todavía.
Pensemos que hacer con todo los que nos deja libre, calibremos muy bien los movimientos y tomemos, de una vez por todas, su centro.

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