
Gracias a los fondos otorgados por la Provincia de San Luis y a las negociaciones en el exterior de Victor “Tiburón” Bo; en las próximas vacaciones de invierno podremos disfrutar de la remake de la exitosa “Cementerio de animales" basada en el libro de Stephen King, en su versión argenta.
Con la adaptación del guión a cargo de Beto Casella y la dirección de Nahuel Mutti, esta nueva vuelta de tuerca al libro original presenta una propuesta mas que interesante.
La historia gira en torno a una familia que se muda a un country de Pilar y que a poco de hacerlo debe lamentar la muerte de su gato (interpretado por Belén Francese) al que entierran en un solitario descampado fuera de los límites del barrio privado.
Misteriosamente, al día siguiente de su inhumación, la mascota vuelve a la vida; pero con ciertas alteraciones en su conducta (pudiendo ahora masticar chicle y caminar al mismo tiempo o leer de corrido la etiqueta de un acondicionador de pelo) lo que hace sospechar sobre el accionar de misteriosas fuerzas oscuras en esta resurrección.
Al cabo de unos días mas, la desgracia se despliega nuevamente sobre el grupo familiar, que debe afrontar la muerte del pequeño hijo del matrimonio, baleado por un empleado de seguridad que lo confunde con un enano en triciclo que viene a robar disfrazado de niño.
Frente al irremediable hecho, el padre desesperado repara en el gato que lee a Foucault ovillado en el sillón.
Sin pensarlo un instante mas, se lleva el cuerpo de la criatura y lo entierra en el mismo terreno resurrector.
En ese momento un anciano demente (interpretado por Dalmiro Sáenz) advierte al progenitor sobre el peligro de sepultar al párvulo en ese predio; ya que cuenta la leyenda que allí habría funcionado un tenebroso cementerio de animales utilizado por el Gato Dumas; tumba de todos los pollos al spiedo y los lechones adobados que le habían salido para el orto.
Haciendo oídos sordos a las advertencies del viejo choto, el desesperado padre entierra al pendejo, se mama con fernet, se vuelve a su casa y se culea al gato que ahora resolvía ecuaciones cuadráticas con dos incógnitas.
Al día siguiente el niño vuelve hecho un monstruo que comienza a flagelar a sus padres con diversos utencillos de cocina, exigiéndoles que le compren todo el merchandising de Bob Esponja y que le cocinen todos los días milanesa con papas fritas hasta que cumpla 21 años.
No vamos a contar el desenlace de la película (no somos tan botones como el finado Domingo Di Núbila), pero si podemos anticipar que al contrario de la original, la versión nacional tiene un final feliz gracias a la intervención carismática de un superhéroe puntano bautizado como “Super Adolfo” y su fiel compañero 28 x 6.
Esperamos entonces ansiosos el estreno de este futuro éxito de taquilla; como asi también la crítica especializada a cargo del Bambino Veira*
Todo esto es posible gracias a la ley de cine “Rodríguez Saa cumple, Esthercita dignifica”.
*a veces la realidad supera a la ficción, vió señora?